viernes, 21 de febrero de 2020

Asunción de ti

Tú no eres ésa
yo no soy ése, ésos, los que fuimos
antes de ser nosotros.
Eras sí pero ahora
suenas un poco a mí.
Era sí pero ahora
vengo un poco de ti.
No demasiado, solamente un toque,
acaso un leve rasgo familiar,
pero que fuerce a todos a abarcarnos 
a ti y a mí cuando nos piensen solos.

-Mario Benedetti-


“Me dolió el corazón” casi te escucho decir. Era tu frase preferida para aquellos momentos en los que alguna respuesta o acción mía no eran lo que esperabas. No lo entendía, supongo que habrás leído en mis expresiones (como solo vos aprendiste a hacer) que me parecía incluso cursi, exagerado e innecesario.
Me dijiste más de una vez que, de haberte correspondido, podría comprender que no se trataba de tu histrionismo o de ese papel de “gran contador de anécdotas”, ni de tu necesidad de ser el centro de atención dondequiera que estés lo que se escondía atrás de ese tipo de afirmaciones.  
Creo que no podrías evitar esbozar una sonrisa si supieras que, mucho tiempo después de nuestro final, y desatendiendo a las reglas implícitas que rigen aquéllos intercambios sin fechas para festejar ni libertad para sentir; como consecuencia de algunas ausencias, ante respuestas inesperadas, silencios obligados y momentos en lo que tuve que reprimir alguna emoción, he podido sentir  -finalmente y para mi sorpresa- que “me dolió el corazón”.