martes, 23 de febrero de 2010

Ivy sacada UNO

Me estoy por bajar del colectivo, siento que alguien se para detrás mío pero no tengo para donde moverme. Es una señora ya grandecita. Me empuja, actúa como si yo fuera un chicle gigante pegado al piso y tuviera que pasarme por encima.

-Qué le pasa señora?! Yo también tengo que bajar, acaso quiere que salte por la vantanilla?!

Ok era viejita, pero admitámoslo: hay cada vieja de mierda!

Ivy sacada DOS

Voy al trabajo en colectivo, hay muchos asientos vacíos, pero todo lo que puede salir mal sale mal. Un pendejo escucha música con un celular. Eso no es todo. Escucha la introducción de lo que parece ser un tema de heavy metal para luego pasarlo y escuchar CUARTETO, después REGGEATON, y encima me doy cuenta que hace todo el ruido del universo porque se compró cuatro putos parlantecitos que no sé a quién carajo se le ocurrió fabricar. O sea... por qué alguien le conectaría unos parlantes diminutos -que con mucho volumen suenan asquerosamente MAL- a un celular de cuarta que encima tiene la tarjeta de memoria llena de temas con una calidad de sonido deplorable.  

AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!

No puedo quedarme callada.

-Disculpá... Si querés escuchar música por qué no te comprás unos auriculares? qué te hace pensar que toda la gente que viaja en el colectivo tiene tus mismos gustos...? o si vas a poner música con esos parlantes, cuando en el cyber te carguen las canciones pedí que tengan mejor calidad los archivos, digo...

Y me bajé. Menos mal que el individuo en cuestión no, algún día me van a cagar a palos. Bueno, es un riesgo... 

Ivy sacada TRES
  
Vuelvo del trabajo. La temperatura en Tuculandia asciende a los 39º. La sensación térmica en el colectivo alcanza varios grados más. No hay asientos vacíos. Me paro al lado de un asiento de uno y me agarro lo mejor que puedo del pasamanos. Detrás mío se para un pendejo, debe tener 19 años. Tiene toda la actitud de querer zafarse. Medir 1.66m y pesar 54 kilos me muestran indefensa. Podría correrme hacia el fondo pero él también, por qué mierda me tengo que correr yo? Tuve un mal día pendejo, me voy a quedar aquí sólo para sacarme la bronca y lo vas a tener bien merecido. El pendejo se acerca demasiado. Me pego al asiento. Se acerca más, alcanza a rozarme. Ok, vos lo pediste.
Me doy vuelta, lo miro a la cara, tengo que levantar la cabeza para hacerlo, debe medir un metro ochenta y cinco. Cuando se da cuenta que lo miro sonríe de manera cómplice, como pensando que disfruto la situación. Lo miro fijo con lo que me imagino debe ser una cara de o$%&; impresionante (bue che, es la única que tengo), se pone serio.

-Qué te pasa?

(se lo ve claramente sorprendido, hace un gesto de a mí me hablás?)

-Qué te pasa pendejo de mierda?! 

(levanto bastante la voz y varias personas me miran)

-Me volvés a rozar y te juro que te tiro por la ventanilla, la gran puta que te parió.

El pendejo se hace el boludo y se va al fondo, lo miro por un rato, esperando que me mire para seguir puteándolo. Se baja del colectivo. Miro hacia el frente y vuelvo a mi actitud de lady. Muejeje. Estoy re loca. Bueno, putear también es terapia.



Todo esto me recuerda que necesito un auto. La impresora, el delineador, el jean y el amante ya están tachados de la lista. No saben de qué hablo? De esto.