jueves, 27 de febrero de 2020

Atemporal

te extraño, sabés? mi piel sigue reclamando la magia de tu cuerpo
tu cuerpo ejecutando cualquier movimiento con un ritmo perfecto
tu cuerpo que acompañaba la más trivial de las historias con los más elocuentes gestos

y todo queda


el calor del asfalto hoy no le incomoda; no hace más que repetirse que todo pasa, sus ojos se vacían de ciudad cuando lo piensa, su perfume parece llamarla por instantes entre la gente, pero prefiere mirar sin ver y evitar el encuentro

como un mantra lo repite: todo pasa, qué más da si fue un mes, un año o más; de qué sirve pensar en el tiempo? si ya fuera que trajese pobres desesperaciones o anhelos desnudos, el presente no le traerá los sueños que estando juntos concibieron... ellos reclaman ahora otros cuerpos, otras voces, otra piel, otros besos

y si no fuera porque casi ha logrado convencerse: todo pasa, hasta dudaría si no implica un resto de amor que hace varias cuadras ya, la acompañe únicamente su recuerdo...

miércoles, 26 de febrero de 2020

Plagios y más plagios

(...)

"Diremos que la felicidad es helado de chocolate con almendras, que es una cerveza con amigos, que es el poder que otorga vencer una resistencia, que es la simetría matemática de Piazzolla mientras manejaba a 140 por la panamericana; pero yo sería aún más precisa, diremos mejor que es el brillo incesante de tus ojos, el espacio entre tu hombro y el costado inferior de tu oreja, diremos que la felicidad y la eternidad coincidieron cuando te besé una noche de verano y se apagó la inmensidad del ruido que produce la gran ciudad."


lunes, 24 de febrero de 2020

;

Encontré tu foto entre cosas que olvidé descartar (que no es igual a guardar).
Te observé un largo rato tratando de evocar el último abrazo, el último momento que compartimos. No pude.
Es extraño cómo los recuerdos que se me presentan más nítidos son siempre aquellos que aún no se han despegado de las emociones a las que estuvieron unidos en un principio.
Hoy tu imagen ya no carga con la alegría de los primeros tiempos, ni con la incertidumbre y el dolor del final. Hoy tu espacio vacío se ha desdibujado, tu sonrisa y tu perfume ya no orientan búsqueda alguna.
Hoy no hay tristeza que transitar cada vez que te pienso porque las canciones ya no te traen, los lugares ya no te esperan, mis pequeños espacios de soledad ya no te anhelan.
Hoy pude borrar tu foto porque -sin que lo sepas siquiera- al fin puedo decir (te) adiós.



viernes, 21 de febrero de 2020

Asunción de ti

Tú no eres ésa
yo no soy ése, ésos, los que fuimos
antes de ser nosotros.
Eras sí pero ahora
suenas un poco a mí.
Era sí pero ahora
vengo un poco de ti.
No demasiado, solamente un toque,
acaso un leve rasgo familiar,
pero que fuerce a todos a abarcarnos 
a ti y a mí cuando nos piensen solos.

-Mario Benedetti-


“Me dolió el corazón” casi te escucho decir. Era tu frase preferida para aquellos momentos en los que alguna respuesta o acción mía no eran lo que esperabas. No lo entendía, supongo que habrás leído en mis expresiones (como solo vos aprendiste a hacer) que me parecía incluso cursi, exagerado e innecesario.
Me dijiste más de una vez que, de haberte correspondido, podría comprender que no se trataba de tu histrionismo o de ese papel de “gran contador de anécdotas”, ni de tu necesidad de ser el centro de atención dondequiera que estés lo que se escondía atrás de ese tipo de afirmaciones.  
Creo que no podrías evitar esbozar una sonrisa si supieras que, mucho tiempo después de nuestro final, y desatendiendo a las reglas implícitas que rigen aquéllos intercambios sin fechas para festejar ni libertad para sentir; como consecuencia de algunas ausencias, ante respuestas inesperadas, silencios obligados y momentos en lo que tuve que reprimir alguna emoción, he podido sentir  -finalmente y para mi sorpresa- que “me dolió el corazón”.



jueves, 20 de febrero de 2020

Para nadie en ninguna fecha

En una noche sin expectativas te conocí, casi sin querer. Las imágenes de esas horas se acumulan en mí, sin orden y sin preferencia, cada vez que te pienso.
La textura de tus labios, tu risa, el olor de tu piel que me invitaba a no alejarme jamás. Te hubiera observado hablar por horas sin tocarte, mi amor hubiera renunciado a cualquier contacto físico sólo por tenerte cerca. Aún se me estruja el corazón cuando el flashback de tu figura subiendo esas escaleras me asalta sin previo aviso. Aún tu ausencia me duele en algún lugar del cuerpo que no puedo precisar, aún el recuerdo de tu voz nombrándome juega a hacerle piquete al tráfico de oxígeno en mi pecho.
En potencia y en mi imaginación esa química que nos acercó en principio nos hizo arder con la pasión y la ternura que explícitamente anhelabas, en mi imaginación fuimos todo, recorrimos largos caminos juntos, fuimos plenos uno al lado del otro. Pero algo salió mal, porque no fue, porque no era el momento, nuestro momento, porque me quedé sola en ese camino.
Hoy, hoy me sigue costando un poquito empezar a sentirme desgraciada, hoy me vuelvo a preguntar cómo se hace el duelo por algo que nunca fue. Hoy tu nombre me sigue delatando, porque, mi amor: me seguís doliendo en todo el cuerpo